¿Qué sucede con los que nunca han escuchado acerca de Cristo?

por William Lane Craig | 

La convicción de que la salvación viene sólo a través de Cristo impregna el NT (ver por ej., Hch. 4:12; Ef 2:12). Esto plantea la inquietante pregunta sobre el destino de quienes nunca han escuchado el evangelio.
Pero ¿dónde radica el supuesto problema? El universalista afirma que las siguientes declaraciones tienen una lógica incongruente:
  1. Dios es todopoderoso y es amor.
  2. Algunas personas nunca escuchan el evangelio y se pierden.


Pero ¿por qué pensar que en estas afirmaciones hay incompatibilidad lógica? No hay ninguna contradicción explícita entre ellas. Si el universalista declara que son contradictorias en forma implícita, debe de suponer ciertas premisas ocultas que generen esta contradicción.

Aunque los universalistas no reconocen sus suposiciones escondidas, la lógica del prob­lema indicaría algo relacionado con las siguientes cuestiones:
   3. Si Dios es todopoderoso, puede crear un mundo donde todos escuchen el evangelio y se salven.
  4. Si Dios es amor, prefiere un mundo donde todos escuchen el evangelio y se salven. ¿Acaso estas premisas son necesariamente ciertas?

Consideremos el punto 3: parece indisputable que Dios pueda crear un mundo donde todos escuchen el evangelio. Sin embargo, en tanto y en cuanto las personas posean libre albedrío, es imposible asegurar que, en un mundo así, todos se salven voluntariamente. De hecho, no hay razón para pensar que, en un mundo tal, la proporción entre los salvos y los perdidos sea mejor que en el mundo real. Por lo tanto, la afirmación número 3 no es necesariamente cierta, y el argumento universalista es falso.

¿Qué sucede con el punto 4? ¿Es necesariamente cierto? Supongamos, por ejemplo, que hay mundos posibles, que son factibles para Dios, donde todos escuchan el evangelio y lo aceptan voluntariamente. ¿Acaso el amor de Dios lo obliga a preferir uno de los mundos en lugar de otro donde algunas personas se pierden? No necesariamente, ya que estos mundos podrían tener otras deficiencias preponderantes que les quitan atractivo. Por ejemplo, supongamos que los únicos mundos en los cuales todos creen voluntariamente en el evangelio y se salvan son aquellos donde sólo viven unas pocas personas. ¿Acaso Dios preferiría uno de esos mundos de escasa población en lugar de otro donde multitudes creen en el evangelio y se salvan, aunque otras personas recha­cen la gracia divina y se pierdan? No. Por lo tanto, la segunda suposición universalista no es necesariamente cierta; este argumento es doblemente inválido.

Como Dios amoroso, Él quiere que la mayor cantidad posible de personas se salve por propia elección y que la menor cantidad posible se pierda. Entonces, Su objetivo es lograr un equilibrio óptimo entre las dos cosas, es decir, no crear más cantidad de perdidos de lo «necesario» para que haya cierta cantidad de personas salvas. Es posible que para crear esa determinada cantidad de personas que se salven volun­tariamente, Dios también haya tenido que crear el mismo número de personas que elijan perderse.

Podría objetarse que un Dios que es amor no crearía personas que sabe que se perderán, pero que se habrían salvado si tan sólo hubieran escuchado el evangelio. Pero ¿cómo sabemos que existen estas personas? Es razonable suponer que muchos de los que nunca han oído el evangelio no lo habrían creído aunque lo hubieran escuchado. Supongamos entonces que Dios ha ordenado el mundo de manera tal que los que no escuchan el evangelio sean precisamente dicha clase de personas. En ese caso, el que nunca escucha el evangelio y se pierde lo habría rechazado y se habría perdido aun si lo hubiera escuchado. Entonces, es posible que:

  5. Dios haya creado un mundo con un equilibrio ideal entre los que se salvan y los que se pierden, y en el cual los que nunca escuchan el evangelio y se pierden no habrían creído aunque lo hubieran escuchado. 

En tanto que la afirmación 5 es cierta, demuestra que un Dios que es amor y todopoderoso no es incompatible con que algunas personas nunca escuchen el evangelio y se pierdan.


1 comentario:

  1. Pero que pasa con Romanos 2:12-16 seguido de Romanos 5:13 terminando en Ezequiel 18:4, Saludos.

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