Si Dios hizo el universo, ¿quién hizo a Dios?

por Paul Copan | 

El filósofo ateo Bertrand Russell reflexionó: «Si todo debe tener una causa, Dios debe tener una causa». Sin embargo, preguntar qué o quién hizo a Dios es un error.

En primer lugar, la ciencia respalda la noción de que el universo tuvo un principio y que algo independiente de él lo creó. La creencia científica de suma aceptación sobre el origen y la expansión del universo, y la segunda ley de la termodinámica (la energía tiende a extenderse) apoyan el comienzo absoluto del universo, de la nada. ¡Se parece muchísimo a Gn. 1:1! La probabilidad de que algo surja de la nada es totalmente nula. La existencia no puede venir de la no existencia; esto no es posible. Aun el escéptico David Hume dijo que era «absurdo»: una imposibilidad (real) de la ciencia.

En segundo lugar, los creyentes rechazan la declaración: «Todo lo que existe tiene una causa»; y afirman: «Lo que comienza a existir tiene una causa». Decir que todo necesita causa excluiría a un Dios sin causa. A esto se lo llama «argumento insaciable», una falacia lógica (dar por sentado algo que necesita ser probado). Es como suponer que, dado que toda la realidad es física (lo cual no se puede demostrar), un Dios que no lo es no puede existir.

En tercer lugar, ya que una entidad sin causa es lógica y comprensible, ¿para qué pensar que todo necesita una causa? Durante siglos, muchos creyeron que el universo no necesitaba una causa; existía en sí mismo. Pensaban que un universo sin principio ni causa era lógico y posible. Sin embargo, ahora que la cosmología contemporánea habla de un comienzo y de una causa externa del universo, ¡los escépticos insisten en que, al fin y al cabo, es necesaria una causa para todo!

En cuarto lugar, existe una buena cantidad de cosas sin causa. Las leyes lógicas son reales; no podemos pensar coherentemente sin usarlas (por ej.: la ley de la identidad, x = x dice: «Este libro es este libro»). Las leyes morales o las virtudes (el amor, la justicia) son reales. Sin embargo, ninguna tuvo un comienzo; son eternas y sin causa (radican en la mente de Dios).

En quinto lugar, la pregunta «¿Quién hizo a Dios?» comete la falacia de categoría. Es incoherente decir que todas las cosas, incluso Dios, deben tener una causa (es como preguntar: «¿Qué gusto tiene el color verde?»). ¿Por qué culpar a Dios de no tener una causa? La respuesta es evidente si reformulamos la pregunta de esta manera: «¿Qué hizo que exista la Causa no causada, autoexistente y que, por definición, no fue creada?».


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