¿En la Biblia se enseña la doctrina de la Aniquilación?

por J. P. Moreland

Enseña la Biblia que los incrédulos sufrirán en el infierno solo por un tiempo y que luego serán aniquilados? Algunos se basan en las Escrituras para argumentar que las llamas en el infierno son literales y señalan que estas destruyen todo aquello con lo que entran en contacto. Además sostienen que un castigo infinitamente prolongado es desproporcionado para una vida de pecado limitada por el tiempo. Por lo tanto, de acuerdo a esta postura, el castigo eterno mediante la extinción es moralmente preferible a ser castigado por la eternidad.

El argumento escritural es débil. Hay textos claros que conllevan la intención explícita de enseñar la continuidad de la vida después de la muerte y comparan abiertamente el estado consciente y eterno de los salvados y los incrédulos (Dn. 12:2; Mt. 25:41,46). Más aún, es probable que las llamas del infierno sean figuras del lenguaje referentes al juicio (comp. He. 12:29; 2 Ts. 1:8). De lo contrario, surgirían contradicciones respecto al infierno (por ej., que es oscuro, a pesar de las llamas).

El argumento moral también es ineficaz. Por un lado, la gravedad de un delito no depende del tiempo que llevó cometerlo. Por lo tanto, rechazar la misericordia de un Dios infinito bien podría justificar una separación consciente y definitiva de Su presencia. Además, el infierno eterno es moralmente preferible a la aniquilación. Esto se evidencia a partir de lo siguiente.

Con respecto a la cesación de la vida, los que abogan por la santidad de la vida rechazan la eutanasia (la muerte intencional de un paciente), mientras que aquellos que abogan por la «calidad» de vida la aceptan. Los primeros la rechazan porque, desde la perspectiva de la santidad de la vida, el valor de la persona no depende de la calidad de su existencia sino de la simple verdad de haber sido creada a la imagen de Dios. Los últimos la aceptan porque el valor de la vida humana para ellos está supeditado a su calidad; la vida no tiene valor en sí misma. Por lo tanto, el rechazo de la eutanasia es un enfoque moral más elevado, no inferior, sobre la dignidad de la vida humana.

La opinión tradicional y la perspectiva aniquilacionista en cuanto al infierno son, respectivamente, puntos de vista éticos sobre la santidad y la calidad de vida. Después de todo, el fundamento que Dios tendría para aniquilar a alguien sería la pobre calidad de vida en el infierno. Si una persona no acepta la salvación y si Dios no extingue a las las personas hechas a Su imagen porque valora la vida, la única alternativa es el aislamiento, y el infierno es indudablemente esa opción. Por esa razón, al ser la opinión tradicional una postura que defiende la santidad de la vida y no su calidad, es moralmente superior aniquilación.


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