¿Se opone el Cristianismo a la nueva Física?






















por Jeremy Royal Howard

La Biblia describe a Dios como un Ser racional que creó el mundo de la nada y que gobierna como Soberano. Lógica, orden, propósito, ley natural: estas características, están grabadas en el universo como un reflejo de la voluntad y la mente de Dios. Además, Él hizo a los seres humanos a Su imagen, lo cual implica que nuestra mente está preparada para operar de acuerdo a la racionalidad divina. Por último, como Dios es el autor del mundo y de la humanidad, estamos preparados intelectualmente para comprender la verdad sobre Él y el mundo que creó.

Algunos dicen que la mecánica cuántica (MC) refuta estas creencias. La MC estudia las partículas de materia que son del tamaño de los átomos y aun más pequeñas. Durante mucho tiempo, se supuso que estas micropartículas seguirían las leyes físicas descritas por Newton, pero la investigación moderna demuestra que las entidades cuánticas se comportan de manera sumamente diferente a los objetos cotidianos. Por ejemplo, los fotones (la luz) pueden adoptar la forma de ondas o de partículas. Sin embargo, el problema es que las ondas y las partículas son cosas opuestas. Las primeras cubren una zona amplia, mientras que las segundas sólo pueden estar en un pequeño lugar por vez. Los eruditos de física quedan perplejos al ver que los fotones pueden hacer ambas cosas. Luego, las pruebas revelan que en el ámbito de un laboratorio, las partículas cuánticas separadas por una gran distancia pueden seguir afectándose como si tuvieran contacto directo. Es como rascarle la espalda a alguien desde 3000 km de distancia. Por último, los experimentos sugieren que las entidades cuánticas no se rigen por ninguna ley; es decir, no hay «reglas» para la forma en que accionan.

Estas singularidades hacen que algunos observadores concluyan que la MC invalida la ley natural y la racionalidad, y nos deja con un universo incomprensible que no ha sido creado. La física clásica declara que la materia no puede crearse ni destruirse mediante medios naturales, pero algunos científicos afirman (equivocadamente) que las partículas cuánticas se originan y dejan de existir de forma natural. Algunos ateos destacados usan esto para afirmar que todo el universo «apareció» de la noche a la mañana de forma natural. No hace falta un Creador. Además, dicen que aun si Dios, existiera y hubiese creado el universo, la MC demuestra que hizo un mundo que no puede controlar. Una vez que inauguró este mundo, ni siquiera Dios sabe lo que pasará con él. Los teólogos que apoyan las modas científicas pasajeras por sobre las Escrituras llegan a la misma conclusión: la MC supone que Dios no puede regir sobre la creación, ni conocer el futuro.

Desde siempre, los científicos han tomado el aparente misterio o irracionalidad en la naturaleza como señal de que todavía no saben lo suficiente sobre el objeto de estudio. Sin embargo, muchos físicos siguen la Interpretación de Copenhague (IC) de la MC, presentada por Niels Bohr, y se niegan a considerar que su incapacidad para comprender o predecir la acción cuántica sea señal de ignorancia. En cambio, afirman que la MC es, en esencia, una ciencia acabada que revela un mundo irracional sin leyes de ningún tipo: un inquietante caldero de acciones azarosas y conclusiones sin sentido. Esto encaja bien con las concepciones no cristianas del universo. En realidad, Bohr y sus colegas afirmaron con entusiasmo que la MC respalda la cosmovisión oriental. En la actualidad, la opinión de la ciencia popular está sujeta a la IC de Bohr y, por lo tanto, sostiene que la MC apoya la Nueva Era o las cosmovisiones ateas.

Para formular una respuesta cristiana, se sugieren los siguientes puntos de partida. En primer lugar, aunque muchos atributos descabellados de la MC son ciertos, notamos que la realidad macroscópica se comporta de manera predecible, según las reglas, y que siempre encontramos pruebas de su construcción y funcionamiento fundamentalmente racionales. De modo que, aun si las partículas cuánticas pudieran hacer cosas no regidas por las leyes, como existir y dejar de existir de forma natural, esto no sucede en el campo de los objetos cotidianos. Las singularidades cuánticas, al margen de lo que parezcan, quedan con un papel secundario frente a las realidades mayores que experimentamos.

En segundo lugar, muchas de las conductas increíbles que se le atribuyen a la MC sólo ocurren en el ámbito sumamente artificial de un laboratorio. Es imposible asegurar que estas cosas puedan suceder en el ámbito del mundo real. Por lo tanto, tenemos todo el derecho de desechar los muchos titulares absurdos que proceden de los laboratorios de física.

En tercer lugar, la capacidad de la ciencia para entrar en el mundo microfísico es aún sumamente rudimentaria. Por lo tanto, hay espacio para tremendas especulaciones y errores. Visto de esta manera, los cristianos deberían unirse al coro de científicos notables (como Einstein), quienes han insistido en que la MC no debería ser el fundamento para las afirmaciones sobre la cosmovisión. Al parecer, este problema no se paliará por completo en el futuro, ya que los científicos reconocen que la energía y los complejos a gran escala necesarios para verificar las aseveraciones más importantes de la MC nunca estarán a nuestro alcance.

En cuarto lugar, la ciencia sería imposible si este mundo no hubiera sido creado por un Ser personal y racional, quien diseñó tanto la realidad física como los seres humanos para que reflejaran la racionalidad divina. Cualquier teoría científica que apoye las cosmovisiones no racionales es contraproducente. Después de todo, las deliberaciones para concluir que «este mundo es, fundamentalmente, irracional» han dependido de la racionalidad que la propia conclusión desautoriza.

Por último, un grupo cada vez mayor de expertos cree que, algún día, la ciencia desacreditará la IC, y el paradigma dominante de la MC adoptará modelos que apoyen la racionalidad y la ley natural. Al margen de si esto sucede, los cristianos pueden estar seguros de que este mundo es creación de un Dios racional que reina como soberano de todas las cosas, incluso de los tejemanejes del ámbito cuántico.

Además de la MC, algunos sugieren que la Teoría del Caos y la Relatividad Especial inciden en la cosmovisión cristiana. La Relatividad Especial muestra que no hay puntos de referencia fijos en el universo. Todo el movimiento o la aparente falta de este dependen de un sistema de referencia específico. Algunos han imaginado que esto debilita nuestra capacidad de formar criterios definidos de aplicación universal, pero por supuesto, esta incapacidad de hacerlo en el ámbito de la física no afecta en absoluto la seguridad que tenemos sobre las verdades inalterables y universales reveladas por Dios. Con respecto a la Teoría del Caos, el propio nombre es engañoso. En realidad, sólo dice que muchos sistemas físicos deterministas son tan sensibles a las condiciones iniciales, que no podemos predecir con exactitud su conducta futura a menos que comprendamos a la perfección todas esas condiciones. Por lo tanto, lo que genera el aparente caos en la física es nuestra ignorancia y no la creación en sí.

En resumen, la nueva física destaca la condición finita del ser humano, pero de ninguna manera invalida a Dios como el Autor y Soberano de la creación.

2 comentarios:

  1. exelente articulo...deja en claro aspectos engañosos de postulaciones descabelladas de muchos ateos que "cientifizan" sus "argumentos" que de ciencia no tienen nada

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  2. "Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía."Hebreos 11:3

    La Biblia NO DICE que la creacion fue hecha de la NADA, sino "fue hecho de lo que no se veía." Ud no puede ver LA ENERGIA,los rayos UV,ni los infrarojos.Asi que este articulo comienza diciendo algo que no es verdad,por lo demas esta interesante

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