En los siglos XVIII, XIX y XX algunos autores pusieron en entredicho la existencia de un Jesús histórico. No es que nieguen que Jesús sea el Hijo de Dios, sino que van más allá; nunca existió un hombre llamado Jesús de Nazareth. En la actualidad no son pocos los conspiranoicos que secundan estas tesis; tantos como los convencidos de que el ser humano no pisó la Luna o que Elvis Presley sigue vivo. Para negar la existencia de un Jesús histórico tendríamos que renunciar no sólo ala literatura cristiana, sino también a gran parte dela no cristiana, y considerar como un misterio inexplicable las bases y fundamentos de la cultura occidental. Casi nada.
No obstante, la realidad es tozuda. Los numerosos yacimientos arqueológicos en Israel y Palestina que sacan a la luz monumentos cristianos del períodoromano y bizantino, los cuatro Evangelios, escritospor los propios discípulos de Jesús, a quien conocieron personalmente o las cartas de Pablo en que nos habla de los apóstoles, de la vida de Cristo, de las cuestiones y controversias de la primitiva iglesia cristiana, son fiel testimonio de Jesús. Por nomencionar los escritos cristianos de los siglos I, II y III: la carta de Bernabé, Clemente Romano, Ignacio de Antioquía, Arístides de Atenas, Aristón de Pella, Justino de Samaría, Orígenes, etc, etc.
También la literatura judía postcristiana habla deJesús, aunque sea mal, como en el Talmud. Y los romanos, que se refieren a la existencia de un tal Jesús, al que llaman el Cristo y de una nueva religión por él fundada como Suetonio y Tácito. Plinio el Joven, procónsul de Bitinia dijo: «Afirmaba tenercostumbre de reunirse en días fijos, antes de salir el sol, para cantar a Cristo, considerado como Dios. Un cántico alternado, y comprometerse por juramento a no cometer crimen ninguno sino abstenerse del robo, asesinato, adulterio, infidelidad... Después de esto se separaban para volver a tomar un alimento común e inocente». Lo dice claro.
Hay quien apunta que Jesús no pudo existir ya que visto en perspectiva hay cosas que no concuerdan como el calendario lunar o la documentación sobre gobernantes de la época, que indicaría que Jesús no pudo nacer en el momento en que nosotros estipulamos. No lo niego. Las crónicas de aquel tiempo son bien escasas, los datos confusos y desde luego a menudo hay corrimientos de varios años a la hora de fechar un suceso exacto. Tanto es así que hay investigadores que afirman que paradójicamente Jesús podría haber nacido en el año 7 A.C. En cualquier caso, esto tan solo querría decir que sabemos poco del carpintero, mas no invalidaría su vida.
Pero el hecho en sí de que Jesús naciera en diciembre o en agosto, que lo matasen a los 33 años o a los 38 o a los 40 entra, en mi humilde opinión, dentro del apartado de lo anecdótico. Lo realmente significativo es el mensaje que nos trae: «Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo». Lo demás, son meras anécdotas sin importancia. Ciertamente ignoramos muchos datos sobre la figura del Jesús histórico –como de casi cualquier personaje de su época, por otro lado– pues entonces no había periódicos, mas resulta del todo innegableque una vastísima documentación de todos los tiempos atestigua la existencia de un Jesús real.
¿Leyó lo que escribió un historiador judío de su tiempo?
«Por aquel mismo tiempo apareció Jesús, hombre sabio, si es lícito llamarle hombre; pues hizo cosas maravillosas, fue el maestro de los hombres que anhelan la verdad, atrayendo hacia sí a muchos judíosy a muchos gentiles. Él era el Cristo. Y, como Pilato le hiciera crucificar por acusaciones de las primeras figuras de nuestro pueblo, no por eso dejaron de amarle los que le habían amado antes: pues Él se les apareció resucitado al tercer día después que los divinos profetas habían predicho de él estas cosas y otros muchos prodigios sobre su persona. Hasta hoy dura la estirpe de los cristianos, que tomaron de Él su nombre».
-Flavio Josefo (historiador judío).
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