por Timothy Keller |
Hay gente que no cree que el Dios del cristianismo exista, pues es todopoderoso, pero no lo suficientemente bueno para terminar con el mal y el sufrimiento, o es bueno pero no lo suficientemente poderoso para terminar con el mal y el sufrimiento. Bien sea lo uno o lo otro, el Dios todo poderoso y completamente bondadoso de la Biblia no podría existir.
Pero el intento por demostrar que el mal niega la existencia de Dios actualmente es reconocido en casi todas las esferas como completamente infundado. ¿Por qué?
El filósofo J.L. Mackie, quien argumenta en contra de la existencia de Dios, dice: “Si existe un Dios bueno y poderoso, no permitiría el mal inadmisible; pero como existe tanta maldad absurda e injustificada en el mundo, el Dios tradicional, bueno y poderoso no puede existir”.
Muchos filósofos han detectado un defecto en este razonamiento. En la afirmación de que el mundo está lleno de una maldad absurda hay una premisa oculta; concretamente, que si el mal me parece absurdo a mí, entonces deber ser absurdo.
Obviamente, este razonamiento es falaz. El hecho de que no puedas ver o imaginar una buena razón por la cual Dios pudiera permitir que suceda algo, no significa que no haya una. De nuevo, vemos dentro de un escepticismo inflexible, una fe enorme en las facultades cognitivas de cada individuo.
Por ejemplo, si buscas a un San Bernardo en tu perrera y no ves ninguno, es razonable suponer que no hay ninguno allí. Pero si buscas una ameba en la perrera y no ves una sola, no es razonable suponer que no hay ninguna. Porque, después de todo, nadie puede verlas sin la ayuda de un microscopio. Muchos suponen que si hubiera buenas razones para la existencia del mal, estas serían accesibles a nuestras mentes, más como San Bernardos que como amebas; pero ¿por qué habría de ser así?
Aunque muchas personas no agradecen sus tragedias, también es cierto que no cambiarían por nada la sabiduría, el carácter y la fortaleza que han obtenido de ellas. Con el tiempo y la perspectiva adecuada, casi todos podemos ver que al menos algunas de las tragedias y momentos dolorosos que ocurren en la vida tienen sus aspectos positivos. ¿Por qué no habría de ser posible que, desde el punto de vista de Dios, haya buenas razones para todas ellas?
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