por Juan Valles |
Existe un pasaje que algunas personas utilizan como argumento para negar no sólo que Jesús sea Dios, sino que sea bueno. Esto ocurre por no entender lo que ocurre entre líneas y la enseñanza que Jesús da a un joven; es decir, ignoran el contexto y se lanzan a sacar conclusiones en base a lo que a primera vista pueden leer.
Nuestro pasaje en cuestión es Marcos 10:18 que dice:
"Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios."
Al leer este texto, la primera impresión es que Jesús no es bueno, ni es Dios. Pocas personas afirmarán estas dos premisas juntas. Algunos sólo dirán que Jesús no es Dios, tratando de ocultar que Jesús no sea bueno porque esto es sencillamente irracional. Así que a algunos les sirve que le pregunten ¿usted cree que Jesús no es bueno?. Aquí es fundamental que como las dos premisas van juntas, es imposible que crean una y nieguen la otra, es decir: o Jesús no es bueno ni es Dios, o Jesús es bueno y es Dios. Pero admitir que Jesús es bueno y negar que sea Dios es un absurdo aun para los que leen el texto superficialmente.
Ahora bien, ¿por qué Jesús dijo esto? Fíjese que Jesús no dijo que Él no es bueno ni que no es Dios. Es una pregunta que no busca una respuesta del joven sino darle una enseñanza. Lo que Jesús está implicando aquí es que no podemos decirle bueno a cualquiera que se nos cruce en el camino, y mucho menos si le añadimos el "Maestro bueno". En el evangelio de Mateo tenemos el mismo pasaje pero haciendo más énfasis a la equivocación del joven (ver Mateo 19:16-22). La respuesta de Jesús, como ya dije, no niega ni su bondad ni su deidad, sino que brinda un desafío a un joven que no sabe ni lo que cree ni lo que pregunta. William Hndriksen, en su comentario a Marcos 10:18 dice:
"Jesús sabía que el joven rico, al dirigirse a él como “Maestro bueno”, lo hacía de forma muy superficial. Si este joven realmente hubiese creído de todo su corazón que Jesús era bueno en el más alto sentido del término, habría obedecido el mandamiento que el Señor estaba a punto de darle (véase vv. 21,22). La misma superficialidad es evidente también por la alabanza que hace de sí mismo (v. 20). El Maestro sabía muy bien que si este angustiado inquiridor habría de ser salvo, debía confrontarse con la regla absoluta de la verdad, a saber, la perfecta ley promulgada por el Ser Perfecto: Dios. Esto explica la respuesta de Cristo.
Hay un libro escrito por Fernando Saraví llamado "La divinidad de Jesucristo Vindicada", y que en la página 72 el autor responde:
"En realidad, el contexto muestra que el problema del hombre era que, en primer lugar, no sabía verdaderamente quién era Jesús, y que le estaba aplicando a quien él creía ser un maestro humano un adjetivo que debía reservarse para Dios. En otras palabras, para que lo que el joven decía no fuera una irreverencia ,él debía primero reconocer quién era Jesús en realidad."
Esto es lógico y verdadero. Norman Geisler agrega en la página 149 de su libro "Respuestas a la sectas" que Jesús "simplemente le pidió que examinara las implicaciones de lo que decía". A. T. Robertson dice en su comentario a Marcos que "el lenguaje de Jesús no es un rechazo de su propia deidad." Lo cual es ciertísimo. Que Jesús esté más interesado en corregir al joven que en dejarse adular es completamente normal conociendo el amor y enseñanza del Señor. También dice Robertson:
"El joven principal era probablemente sincero, y no estaba meramente haciendo un cumplido, pero Jesús lo reta para que defina su actitud hacia Él, tal como era adecuado."
Suponiendo que el joven, en vez de llamarle "Maestro bueno", le dice "Señor mío", y Jesús le dice que sólo a Dios debe darle tal reconocimiento, ¿significa que Jesús no es Señor porque le dijo que debía decírselo a Dios? Fíjese que Cristo no corrigió a Tomás cuando le dijo "Mi Señor y mi Dios" (Jn 20:28) porque Tomás sabía lo que hacía y el correcto uso de sus palabras. Jesús va a corregir a todo aquel que no sepa lo que dice, aunque esté diciendo la verdad. O como dijera Norman Geisler, "o Jesús era bueno y Dios, o era malo y hombre. Un Dios bueno o un hombre malo, pero no simplemente un hombre bueno. Esas son las alternativas reales en cuanto a Cristo. Porque ningún hombre bueno afirmaría ser Dios si no lo era."
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