¿Enseña la Biblia que sólo tenemos cuerpo?




La mayoría de los cristianos a lo largo de la historia ha creído en la existencia del alma. Los animales y los seres humanos están compuestos por una entidad inmaterial (un alma) y un cuerpo. La Biblia enfatiza esencialmente la unidad funcional holística del hombre, pero esta unidad incluye una diferenciación dualista entre cuerpo y alma. El alma humana, si bien no es de naturaleza inmortal, tiene la capacidad en el momento de muerte de entrar en un estado incorpóreo intermedio y, finalmente, reunirse al cuerpo resucitado. Por el contrario, el alma de los animales no refleja la imagen de Dios y lo más probable es que no sobreviva después de la muerte.

Hay dos corrientes importantes de pensamiento sobre el dualismo: los términos antropológicos bíblicos y la enseñanza bíblica sobre la vida después de la muerte.

1. Términos antropológicos del Antiguo Testamento.
Los términos antropológicos bíblicos abarcan un amplio rango de significados, y por esa razón, debemos tener sumo cuidado de interpretarlos en el contexto donde aparecen. Los dos términos más importantes del AT son nefesh (traducido habitualmente «alma») y ruaj (traducido comúnmente «espíritu»).
Nefesh a veces se refiere a Dios como un ser inmaterial y trascendente, asiento de la mente, la voluntad y las emociones, etc. (ver Job 23:13; Am. 6:8). Se aplica de manera similar en el caso de los seres humanos (Dt. 6:5; 2U4; Pro21:10; Is. 26:9; Mi. 7:1). También se refiere a una entidad vital que le da vida a algo (Sal. 30:3; 86:13; Pro3:22). Finalmente, nefesh alude a la esencia permanente de la identidad personal que parte hacia la vida después de la muerte tras el último aliento (Gn. 35:18; comp. 1 R. 17:21-22; Sal. 16:10; 30:3; 49:15; 86:13; 139:8; Lm. 1:1). La Biblia habla habitualmente de la muerte y la resurrección como la partida y el regreso del alma. De hecho, el problema de la necromancia (la práctica de intentar comunicarse con los muertos en el Seol; ver Dt. 18:9-14; 1 S.28:7-25) a lo largo de la historia de Israel presupone que las personas continúan una vida consciente después del deceso del cuerpo.
Ruaj, término que suele traducirse «espíritu», a veces alude a una energía vital que infunde algo" anima y da vida y sentido. Por lo tanto, el ruaj del hombre fue formado por Yahvéh (Zac. 12.:1)!procede de Él y a Él regresa, y es lo que le otorga vida (Job 34:14). En Ezequiel 37, Dios toma huesos secos, los reconstituye formando cuerpos humanos y luego les agrega un ruaj para convertirlos en personas vivientes (ver Gn. 2:7). Los ídolos materiales no tienen ruaj y, por esa razón, no pueden levantarse ni tienen conciencia (Jer. 10:14; Hab..2:19). Ruaj también se refiere a un ser independiente, invisible y consciente, como' cuando Dios emplea un espíritu para cumplir algún propósito (1 R. 22:21-23; 2 R.19:7). En esté sentido, a Yahvéh se lo denomina el Dios de los espíritus de toda carne (Nm. 21:16; corrip. 16:22). Aquí, «espíritu» indica un serindividual y consciente distinto al cuerpo. Además, ruaj también hace referencia al asiento de diversos estados de la mente, tales como la voluntad (Dt. 2:30; Sal. 51:10-12; Jer. 51:11), los pensamientos (Is. 29:24), las emociones (Jue. 8:3; 1 R. 21:4) y la condición moral y espiritual de la persona (Pr. 18:14; Ecl. 7:8).

2. La vida después dela muerte en el Antiguo Testamento.
El AT describe la supervivencia del individuo en forma incorpórea después de la muerte física. A los muertos que están en el Seol se los denomina refaím. La enseñanza del AT sobre la vida después de 'la muerte se explicaría mejor como un estado intermedio de supervivencia incorpórea personal limitadamente consciente. En primer lugar, el AT suele representar la vida en el Seol como un estado letárgico e inactivo semejante a un estado de coma inconsciente (Job 3:13; Sal. 88:10-12; 115:17-18; Ecl: 9:10; Is. 38:18). Sin embargo, también 'puntualiza que los muertos que están en dicho lugar están en familia, despiertos y, en ocasiones, activos (Is. 14:9-10). Segundo, las Escrituras hebreas enseñan claramente que la práctica de la necromancia (la comunicación con los muertos) es una posibilidad factible y, en algunos casos, una realidad (ver Lv. 19:31; 20:6; Dt. 18:11; 1 S. 28; Is. 8:19). Tercero, según el AT, en el momento de la muerte, el nefesh (una persona consciente sin carne ni huesos) parte para estar con Dios (ver Sal. 49:15).

3. Términos antropológicos del Nuevo Testamento.
Varios pasajes del NT utilizan pneuma (espíritu) o psyque (alma) en sentido dualista. Hebreos 12:23 habla de los seres humanos muertos pero existentes en la Jerusalén celestial como «los espíritus de los justos hechos perfectos». Apocalipsis 6:9-11 se refiere a los santos muertos como las «almas» de los mártires que se encuentran en un estado intermedio aguardando la resurrección final (20:4-6). Muchos textos se refieren a la muerte como la acción de entregar el espíritu (Mt. 27:50; Le, 23:46; 24:37; Jn. 19:30). Mateo 10:28 declara: «y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno». En este texto, psyque parece referirse claramente a algo que puede existir sin el cuerpo.

4. Enseñanza del Nuevo Testamento sobre el estado intermedio.
Aparentemente, ciertos pasajes del NT declaran la existencia de un estado incorpóreo intermedio entre la muerte y la resurrección final. Por ejemplo, el relato de la transfiguración (ver Mt. 17.1-13) donde Elías (que nunca murió) y Moisés (que había muerto) aparecen con Jesús. La manera- más natural de interpretar este texto es que Moisés y Elías continuaban y continúan existiendo (Moisés no fue creado nuevamente para ese acontecimiento), y que fueron temporalmente visibles. Por lo tanto, el pasaje de la transfiguración parece indicar un estado incorpóreo intermedio, En Le. 23:43, Jesús le prometió al ladrón de la cruz: «…hoy estarás conmigo en el paraíso». La palabra «hoy» se debe tomar en sentido literal; es decir, como una confirmación de que el hombre iba a estar ese mismo día con Jesús en el estado intermedio después de morir.

En 2 Co. 5:1-10 y Fil. 1:21-24, Pablo habló de un estado posterior a la muerte y previo a la resurrección cuando las personas experimentan una supervivencia incorpórea consciente (desnudos; sin ropas) en la presencia de Dios.


En 2 Co. 12:1-4, Pablo reconoció que había tenido una visión, aunque no sabía si había sido estando en el cuerpo o en un estado temporalmente incorpóreo. Dado que el apóstol se consideraba un alma/espíritu unido a un cuerpo, para él era perfectamente posible haber experimentado dicho estado incorpóreo.

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