¿Es posible ser Cristiano y a la vez homosexual?

por Juan Valles |


Poco a poco he visto cómo el cristianismo va siendo invadido por una ola de factores que pugnan por desacreditarlo, y más que nada por destruirlo. Ahora hay que agregarle un movimiento que está creciendo vertiginosamente en búsqueda de un lugar dentro de la sociedad cristiana, me refiero a los denominados grupos cristianos homosexuales.

El homosexualismo no es nada nuevo, tiene miles de años de historia, y su relación con el pueblo de Dios tampoco es nada de ayer, sino que ha estado presente desde los albores de la humanidad. Basta sólo con leer el libro de Génesis, y echar un vistazo a lo que ocurrió con Lot en la ciudad de Sodoma y Gomorra.
En la actualidad, el homosexualismo se ha difundido mucho, tanto que se quiere infiltrar (y lo está haciendo) en nuestra sociedad cristiana y auto-etiquetarse como “gays y lesbianas cristianos”. ¿Qué tipo de cristianismo pudiera ser este? ¿Qué razones bíblicas pudiera tener un gay para hacerse cristiano? ¿No debiera, gracias a la redención que hay en Jesucristo, y a la obra purificadora del Espíritu Santo, renunciar a su homosexualidad al hacerse cristiano todo individuo? Aunque, pudiera darse el caso de hacerse alguien homosexual luego de ser cristiano, ciertamente; ¿por qué entonces continuar siendo cristiano? Si antes de ser homosexual, un individuo se hiciere cristiano, ¿no enseña el cristianismo que la homosexualidad no es nada agradable ante los ojos de Dios? Sin embargo, los homosexuales generalmente presentan “excusas” para vivir con ciertas conductas que son verdaderamente incompatibles.

De un artículo escrito por una comunidad gay (que asimismo se llaman “cristianos”), extraje lo siguiente:

“La buena nueva es que, desde 1968, cuando la Iglesia de la Comunidad Metropolitana fue fundada, el surgimiento de una fuerte comunidad gay y lesbiana y las conclusiones de los nuevos estudios científicos sobre la homosexualidad han forzado a la Iglesias Cristiana a reexaminar estas cuestiones. Un número creciente de eruditos en estudios bíblicos y teológicas, reconocen que la Biblia no condena las relacionas homosexuales llevadas con amor y responsabilidad. Por consiguiente, ¡los hombres gay y las lesbianas deben ser aceptadas - tal como son - en las iglesias cristianas, y sus relaciones afectivas deben ser reconocidas y confirmadas!”
Es de sorprender la actitud de gente como ésta. Sí, evidentemente está surgiendo, a grandes oleadas una comunidad homosexual; ¿es motivo esto para aceptar la homosexualidad como una conducta normal? ¿Debiera entonces, gracias a que viene en aumento el número de homosexuales en el mundo, aceptarlos como un sexo alternativo o tercer sexo, más aun, cuando tenemos razones bíblicas de peso que dicen: “varón y hembra los creó”?

No. Y si es cierto lo que dicen los homosexuales que un fuerte número de eruditos reconoce que la Biblia no condena las relaciones homosexuales no es porque precisamente la Biblia los apoye. La Biblia es la Biblia, y nunca cambia. Es lamentable que lo que cambie con el tiempo sea nuestra percepción de leerla y entenderla, no así su mensaje.

Ahora bien, como ejemplo tenemos a Sodoma y Gomorra, las ciudades que Dios destruyó con fuego. La interpretación tradicional sobre este pasaje es que Dios los destruyó por su perversión sexual. La religiosidad homosexual ha declarado que el motivo por el cual Dios haya destruido estas ciudades se narra en Ezequiel 16: 49 que menciona la soberbia, la opulencia y la negligencia ante el afligido y el pobre.

¿Es esto cierto? Evidentemente que no. En Génesis 18:20 se nos dice la razón del pecado de estas ciudades, donde Dios dice: “Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo…”; mientras Génesis 19 enfatiza la perversión sexual, particularmente la homosexualidad.

¿Hay algún otro pasaje que confirme este hecho? Sin duda. En Judas 7 el apóstol hace referencia a esto, y añade: “como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.” Fíjese que Judas habla de “vicios contra naturaleza”, ¿qué es eso? Para responder, basta con leer la carta de Pablo a los romanos: “y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”. (Romanos 1:27)

Judas nos dice que Sodoma y Gomorra fueron puestos como ejemplos por andar con vicios “contra naturaleza”, y Pablo admite que los hombres “dejaron el uso natural de la mujer, encendiéndose en lascivia unos con otros”. Estos pasajes están más claros que el agua!

Los homosexuales al leer estos pasajes se engañan a ellos mismo en búsqueda de una posición que no les impida satisfaces sus gustos “contra naturaleza”. El término utilizado por Pablo como “natural” es el griego “fusikos”, que según Vine significa innato, natural, regido por instintos meramente naturales”. Entonces, al conocer la actitud homosexual de la época, el apostol dice que están en contra del orden natural de las cosas, porque dice la Biblia que “varón y hembra los creó” (Génesis 1:27), y no sólo con la finalidad de la procreación, sino como goce, como disfrute de la idoneidad, pues cuando el hombre estuvo sólo en el huerto, Dios no creó a Eva con el pretexto de procrear la tierra, sino que dejó bien establecido: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él”. No obviemos la realidad de las cosas.

Para dejar bien en claro esto, pasemos a estudiar detenidamente un pasaje que no podemos pasar por alto, ya que confirma el hecho de que Dios desprueba rotundamente las relaciones homosexuales. Algunos de los conversos de las religiones paganas en el tiempo de Pablo habían sido homosexuales practicantes. Escribiendo a la iglesia de Corinto, el apóstol dice:

“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1 Corintios 6.9–11).

Ellicott escribe lo siguiente:

“La mención de los pecados sexuales (fornicación, adulterio y dos palabras para referirse a la homosexualidad: «los afeminados» y «los que se echan con varones») en relación con los idólatras, apuntan al hecho de que estaban particularmente asociados con los rituales paganos, lo cual, naturalmente, intensificaba el peligro contra el cual el apóstol advierte a los corintios.” (Romanos 8.13; Gálatas 5.19–20; 1 Timoteo 1.9–10; Tito 1.12).


La palabra griega malak/", traducida por “afeminado” ha inquietado a muchos comentaristas. Todos los hombres afeminados no son homosexuales, como tampoco son lesbianas todas las mujeres con características masculinas. Sin embargo, su uso en este contexto implica alguna forma vulgar de pecado sexual y hasta tal vez entrañaría un pecado no heterosexual.

Vine dice que el término se utiliza aquí «no simplemente para indicar a un varón que practica formas de lascivia, sino de personas en general que son culpables de adicción a los pecados voluptuosos de la carne». Con esto concuerda G. G. Findlay, quien dice que la palabra en cuestión significa “adicción general a los pecados de la carne”.

F. W. Grosheide asume sin embargo una posición más firme y dice que las palabras “afeminados y los que abusan de sí mismos con los hombres designan respectivamente a los homosexuales pasivos y activos”.

Sin embargo, según John White, la idea de un papel activo y otro pasivo en la homosexualidad constituye un estereotipo incompatible con los hechos. Los homosexuales pueden cambiar de roles a voluntad. Pero aunque no sea posible tener la certeza de que tanto malak/" (afeminados) como arsenok/itai (los que abusan de sí mismos con los hombres) se refieran a los papeles pasivo y activo en las relaciones homosexuales, la evidencia apuntaría en esa dirección.

Gordon D. Fee, escribe en su comentario sobre 1 Corintios que la evidencia respalda la posición de Grosheide. “Afeminados” tal vez se refiera a jóvenes que se vendían a hombres mayores como sus “queridas” o que adoptaban el papel más pasivo como prostituto/prostitutas religiosos.

Sin importar cómo interpretemos algunas de estas palabras, lo más probable es que en este versículo (1 Corintios 6.9) se haga referencia a la práctica de la homosexualidad por lo menos dos veces. Esta lista, junto con la que el apóstol hace en 1 Corintios 5.9–11, formaría el compendio de las conductas pecaminosas de las cuales eran culpables los corintios antes de convertirse a Cristo.

Barclay presenta algunas sugerencias interesantes sobre la palabra malak/" traducida por “afeminados”. La traduce al inglés como “sensuales” y hace algunos comentarios perspicaces sobre “los que abusan de sí mismos con los hombres” (versión King James) y arsenok/itai, traducida por “homosexuales” en algunas otras versiones, incluso castellanas:

"El apóstol comienza 1 Corintios 6.11 con las palabras: «Y esto erais algunos». Findlay dice que “kaì tauta tines, etcétera, significa “y estas cosas erais, algunos (de vosotros)”. El neutro tauta es despectivo: “Esta abominación” erais algunos de vosotros». Ellicott traduce dichas palabras por “de tal descripción erais algunos”. Pablo simplemente antecede las malas noticias a las buenas, y dice claramente que si bien sus lectores hacían estas cosas, ya no las hacen, pues fueron “lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.”


Por lo general, la comunidad homosexual busca en las Escrituras todo indicio de permisión de este tipo de relaciones. La amistad de David con Jonatán la han utilizado como motivo para la homosexualidad, o mejor dicho, como excusa para sus conductas.

La Biblia relata el amor mutuo que había entre el Rey David y Jonatán, pero ¿de qué tipo de amor estamos hablando? En el libro de 1Samuel 18:1-3 se nos dice: “Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo. Y Saúl le tomó aquel día, y no le dejó volver a casa de su padre. E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo. (ver también 1Samuel 20:17)

En otro pasaje dice textualmente: “Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán, que me fuiste muy dulce. Más maravilloso me fue tu amor que el amor de las mujeres. (2Samuel 1:26) ¿Quiere decir esto que David y Jonatán eran homosexuales? No. En ningún lugar de la Biblia se apoyan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.

No erremos en cuanto a estas cosas. La Biblia no se contradice ni Dios cambia de la noche a la mañana. Recordemos que Dios es el mismo ayer, hoy y siempre. En el Antiguo Testamento dice: “No te echarás con varón como con mujer; es abominación”.(Levítico 18:22). “Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre”. (Levítico 20:13). “No haya ramera de entre las hijas de Israel, ni haya sodomita de entre los hijos de Israel”. (Deuteronomio 23:17)

Al considerar estas citas, alguien pudiera decirnos que pertenecen a una cultura muy diferente a la actual, o bien que estos pasajes no debiéramos tomarlos en cuenta para nuestra vida diaria, ya que el Nuevo testamento habla de “vivir por fe”, y no “bajo la Ley”. Pero es claro recordar que Dios no es Dios de culturas, Dios no es Dios de tiempos o por tiempos, porque no puede estar limitado al mismo. Dios es siempre el mismo, y si algo no le gustó, entonces nunca le gustará. Otra cosa, El nuevo pacto tiene que ver para nuestra redención, no para nuestro estilo de ida. A sabiendas de que a Dios no le gustan estas cosas (y no por motivos de nuestra salvación), ¿no debiéramos nosotros desecharlas?


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