¡Cuidado con el Aborto!

por Juan Valles





Uno de los temas más discutidos por la sociedad de hoy es el aborto. Las opiniones sobre esto no son muy diversas, y basta encontrarse en un debate o un foro sobre el mismo para darse cuenta. Lo que sí puede variar son las razones que se tengan para apoyar o condenar esta práctica. Unos pueden decir que médicamente puede resultar dañino para el organismo; otros piensan que simplemente es una vía de escape para “acomodar” un error de cálculo y recobrar la paz; alguien podría sugerir que es una mejor forma de disminuir la tasa de natalidad o disminuir la pobreza; o, allá en el silencio, se podría escuchar con una voz baja pero con la autoridad del cielo: -“a Dios no le gusta el aborto porque es un crimen”.

Ahora bien, ¿qué es el aborto? Según la opinión de un conocido diccionario, se trata de una “expulsión espontánea o provocada del feto antes de que sea viable.”[1]. Aquí hallamos muestras de la indiscriminada manera de pensar de la sociedad actual. Cuando el diccionario se refiere a viable, específicamente quiere decir que el feto debe tener vida independiente, es decir, cuando ha pasado los seis meses de gestación y puede vivir sin la dependencia de la madre. Y la cuestión moral no pareciera importarle a mucha gente, pues muchos se han encargado de difundir una enorme mentira, vendiéndola como una verdad para provecho de resolver una situación, ya que algunos médicos y la sociedad misma han dicho a viva voz que el feto es precisamente eso, un feto, sin vida propia, incapaz de mantenerse por sí mismo y por lo tanto no puede considerársele un ser humano. ¡Bravo por la ignorancia! ¡Bravo también por la falta de moral y la evidente falta de conciencia!

Existen dos tipos de abortos, el espontáneo y el provocado. El espontáneo causa, por lo general, angustia, tristeza, amargura, y hasta frustración, por el hecho de que haya tenido lugar un aborto y la muerte de un hijo. Pero aquí no venimos a tratar el aborto espontáneo, pues éste ocurre sin quererlo nadie. El hecho del aborto provocado es lo que venimos a condenar, y a refutar el pensamiento de muchos de creer que el feto es una cosa pegada al vientre de una mujer y no un ser humano con carne y huesos.

La enciclopedia Encarta destaca el hecho de que el aborto ha venido siendo legalizado en muchos países, pues para nadie es un secreto que estas prácticas están siendo aceptadas cada vez en más lugares. Cito de manera textual:

“Las razones de estos cambios legales fueron de tres tipos: 1) el infanticidio y
la mortalidad materna asociada a la práctica de abortos ilegales; 2) la
sobrepoblación mundial; 3) el auge del movimiento feminista. Hacia 1980, el 20%
de la población mundial habitaba en países donde la legislación sólo permitía el
aborto en situaciones de riesgo para la vida de la madre. Otro 40% de la
población mundial residía en países en los que el aborto estaba permitido en
ciertos supuestos —riesgo para la salud materna, situaciones de violación o
incesto, presencia de alteraciones congénitas o genéticas en el feto— o en
situaciones sociales especiales (madres solteras o con bajos ingresos). Otro 40%
de la población mundial residía en países donde el aborto estaba liberalizado
con las únicas condicionantes de los plazos legales para su realización. El
movimiento de despenalización para ciertos supuestos, ha seguido creciendo desde
entonces en todo el mundo y ha sido defendido en las conferencias mundiales
sobre la mujer, especialmente en la de Pekín de 1995, aunque todavía hay países
que sobre todo por razones religiosas se ven presionados a mantener
legislaciones restrictivas y condenatorias con respecto al aborto.” [2]


Pero no encajonemos aquí sólo a la sociedad, incipiente de lo que pueda decir las mil voces de las religiones que condenan el aborto. Debemos también destacar que hay grupos religiosos que enseñan el libre aborto, como es el caso de una naciente secta española que reitera la enseñanza del aborto como medida de no incrementar el número de pobres en el mundo. [3] Y, así como ellos, sabemos que hay más.

¿Qué enseña la Biblia al respecto? ¿Enseña la Biblia el aborto o lo condena? Voy a tomarme la libertad de exponer un texto del que se basan muchos “religiosos” para enseñar libremente el aborto: “¿Por qué no morí yo en la matriz, o expiré al salir del vientre? …” (Job 3:11) Los abortistas echan mano de este texto para basar su deliberado acto homicida. Dicen que es un sentimiento totalmente cristiano el necesitar abortar un feto, y creen la mentira que la sociedad ha vendido de que un feto no es un ser viviente. Pero nada más lejos de la verdad, pues este texto, dicho por Job, fue un lamento por el sufrimiento que experimentaba para ese momento, y deseó por un momento no haber nacido nunca, morir en el vientre (que pudo haber sido un aborto no deseado) o morir en su nacimiento. Pero por ninguna parte enseña el aborto como un hecho viable.

Algo similar ocurre con Jeremías 20:17 que reza: “porque no me mató en el vientre, y mi madre me hubiera sido mi sepulcro, y su vientre embarazado para siempre.” El profeta Jeremías comienza a lamentarse y, de manera similar a la del afligido Job maldice el día de su nacimiento, habiendo deseado incluso haber muerto en el vientre de su madre. Con todo respeto al pro-abortista: Este texto enfatiza la opinión de Jeremías, no de Dios; recordemos que a este Jeremías el señor le había dicho: “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.” (Jeremías 1:5): ya vemos porqué el deseo de jeremías, así como el de muchos no podía ser satisfecho, aun cuando todos podamos desear la muerte, pues Dios siempre tiene un plan para toda persona; y aunque algún individuo pueda padecer de igual manera, estos sentimientos son propios del hombre, no de Dios, cuya opinión además de ser contraria, prevalece.

Ahora bien, ¿enseña la Escritura que el feto no es una vida humana? No. La Biblia es enfática al respecto, y su mensaje es vida total. En el primer libro que contiene la Biblia, el Génesis, hallamos un relato que habla muy claro sobre la vida del individuo antes de su nacimiento. Cuando Isaac se une a Rebeca, éste ora al Jehová por su esposa ya que era estéril, y rebeca concibe gemelos. El relato dice: “Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer. Y los hijos luchaban dentro de ella…” (Génesis 25:21,22). Esto es un duro testimonio contra aquellos que creen que un feto es sólo un feto: “los hijos luchaban dentro de ella”. ¡Qué tremendo! Más allá de los resultados de las vidas de estos hombres, más allá de los inmensos simbolismos teológicos que encierran estas disputas, es innegable el hecho de que la conducta que tuvieron toda su vida no comenzó después de su nacimiento, sino antes!

Ahora bien, ¿recuerda usted cuando María, la madre de Jesús fue a visitar a Elizabet la madre de Juan el Bautista? El relato que nos ofrece Lucas es interesante: “Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo…” (Lucas 1: 41).

Dice la Biblia que ante la salutación de María, el niño que estaba en el vientre de Elizabet saltó; la respuesta a esto es que en maría estaba Dios en forma de bebé, y el otro bebé, quien estaba en el vientre de Elizabet saltó. Ahora bien, la palabra utilizada aquí como “criatura” es el griego “brefos”, que bien denota a un niño antes de nacer, como a un recién nacido o a un niño grande. Así que e la Biblia se evidencia el hecho de que los fetos no son fetos, sino niños, criaturas ya hechas, y esto está claramente confirmado, ya que en el feto se halla presente todo el código del ADN necesario para que un individuo posea todas sus cualidades y características físicas.
En el libro de Isaías el Señor muestra su interés por los niños, y particularmente, por los niños que aún no han nacido: “Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí.” (Isaías 44:2). Hay quienes pueden decir que estas palabras no tienen validez ya que este mensaje fue dado por el Señor a todo el pueblo de Israel y no a una sola persona, por lo tanto no podría estar todo Israel en el vientre de una madre. Ante esta probable respuesta, habrá que indicar que si el Señor no tomara esta aseveración como un hecho totalmente real, ni siquiera lo tomara para expresar algún mensaje. Dios no enseña verdades a través de mentiras o cosas inexistentes. Recordemos que Dios es Dios.

El Rey David, en uno de sus salmos cita lo siguiente: “No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.” (Salmo 139:15,16). Esta declaración debería asombrara a todo pro-abortista. Es innegable el hecho de que dios ya tiene el plan de vida para una persona aun cuando ésta esté en el vientre siendo apenas un embrión! Ya Dios está pendiente del embrión y le ha trazado vida, tal como lo ilustra el Señor al profeta Jeremías: “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.” (Jeremías 1:5). El debate contra los pro-abortista radica muchas veces en que éstos consideran que el nonato no es una persona, pero ya hemos visto que dios mira al embrión y lo cuida, le tiene ya toda su vida preparada, y con este texto de Jeremías el Señor aprieta aún más la tuerza y dice que aun antes de formar al ser en el vientre ya lo conoce y lo ha santificado! ¡Tremendo!

Con todo y eso, muchos comienzan a esgrimir excusas para seguir siendo homicidas. Algunos dicen que cuando una mujer es violada, o cuando el niño tendrá dificultades mentales, o que tal vez en casos de riesgo para la mujer el aborto debe ser ejecutado. Pero Dios ha dicho que se interesa en el embrión. Dios llama al individuo aun antes de nacer. El Señor llamó a toda la nación de Israel: “Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria.” (Isaías 49:1). Esto refleja el interés de Dios antes del nacimiento; y, si en forma figurada lo hace con una nación entera, no es de extrañar que lo haga con cada individuo que ha creado. Y, ante sugerencias acerca de pecados de los padres y cosas semejantes, Dios ha dicho que ningún niño morirá por el pecado de los padres. (ver Ezequiel 18:20).

No cabe duda alguna que el aborto es un asesinato. Y la Biblia prohíbe matar a cualquier ser humano. En Génesis 9: 6 se establece la pena capital: “El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.” Y sabemos ciertamente que Dios está dispuesto a perdonar el pecado y la rebelión si venimos a él arrepentidos. Dios quiere que los abortistas se arrepientan, así como los pro-abortistas y todos aquellos que han contribuido a difundir y apoyar estas prácticas.


[1] El Pequeño Larousse Ilustrado, 2001.
[2] Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2002. © 1993-2001 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[3] Esta secta, llamada la Iglesia Pobre de Cayetano, es una mezcla de cristianismo con nueva era, donde sólo aceptan algunas enseñanzas bíblicas por considerar que la Biblia está “adulterada” por la Iglesia católica. Esta secta hace énfasis en la pobreza porque “los ricos no heredarán el reino de los cielos”.

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